“Zapatero, a tus zapatos” es un refrán popular que hace referencia a la idea de que cada quién debería opinar solamente sobre aquello que sabe, y abstenerse de manifestarse en aquellos asuntos que no le incumben o no entiende. En el caso de la podología, nos suele ocurrir a los podólog@s en nuestras consultas cuando vemos qué tipo de calzado usan nuestros pacientes.
El origen del dicho “zapatero, a tus zapatos” se remonta al siglo IV a. de C., en la Antigua Grecia. Refiere Plinio el Viejo que, en una ocasión, un pintor de nombre Apeles, atendiendo a la observación que un zapatero le hizo sobre la confección de una sandalia en su cuadro, rectificó la pintura.
Las modas han ido dictando el rol y la forma del calzado, si en el siglo XIX y XX, la mujer debía usar un calzado con tacón de vértigo para estilizar su silueta, el siglo XXI se caracteriza por todo lo contrario.
Las alteraciones ungueales son una de las visitas más comunes en nuestros centros, si bien en los últimos meses hemos podido observar como adolescentes han cambiado las deportivas comunes de calle o “urban”, por un calzado deportivo con suela robusta y considerable plataforma. El resultado del mismo parece ser que no es beneficioso para la salud de nuestros pies y nos encontramos con problemas, sobretodo en nuestros dedos.
La alteración más común que encontramos se llama RETRONIQUIA. Etimológicamente el término “Retroniquia” procede del latín y significa “uña hacia atrás” (“Retro = hacia atrás” / “Onychia =uña”). El término retroniquia fue acuñado en 1999 por De Berker para describir una entidad patológica poco común que consiste en el incrustamiento del borde proximal de la lámina ungueal en el pliegue ungueal proximal, dando como resultado una paroniquia crónica.
Visualmente, podemos observar que el nacimiento de la uña está enrojecido o inflamado, en algunas ocasiones, observamos que supura un líquido seroso, y suele ser molesto. El mecanismo de acción de ésta alteración suele ser debido a microtraumatismos repetidos en la zona de la matriz; produciendo un desprendimiento de la lámina ungueal (uña) en la zona de la matriz y su consecuente inflamación localizada.
El tratamiento variará según la etiología del problema, puede ir desde la desinfección de la zona y curación espontánea, la necesidad de usar antibióticos por infección de la zona, a la exéresis de la uña (eliminación de la uña) como cuerpo extraño.
La relación de esta patología con el uso de calzado duro en la puntera, pesado y demasiado robusto está íntimamente relacionado, y aunque digan que “sarna con gusto no pica”, los podólogos no recomendamos este calzado como uso exclusivo o habitual.
Maite García. Presidenta del ICOPCV
