Es habitual que las personas traten de curarse algún callo acudiendo a la farmacia en busca de alguna crema callicida. Es también muy habitual que el paciente no lea el prospecto antes de aplicársela en la zona afectada. Existen muchas marcas de callicidas pero la mayoría tienen algo en común, su composición. Casi todos contienen altas cantidades de ácido salicílico. Estamos hablando de un ácido muy utilizado en medicina pero que en dosis altas puede resultar muy corrosivo.
El principal problema con el que nos encontramos los podólogos por un mal uso de los callicidas es precisamente quemaduras muy dolorosas en los pies por una exposición excesivamente prolongada a los callicidas. Es muy importante leer las indicaciones de utilización del fabricante y seguirlas al pie de la letra. La crema se debe aplicar el tiempo que marca el prospecto. El principal error es aplicar la crema y dejarla demasiado tiempo.
Hay que evitar también el contacto de la crema con la piel sana. Este contacto podría provocar una maceración de la piel sana, que los tejidos se ablanden y que la piel salte con un pequeño roce. Otra de las advertencias comunes en todos los fabricantes suele ser el que no se trata de un producto recomendado para diabéticos puesto que un contacto prolongado les puede provocar úlceras en los pies. Muchos fabricantes tampoco aconsejan el medicamento a personas que puedan sufrir insuficiencia renal grave puesto que el callicida puede provocar una reducción del nivel de glucosa.
Se han observado otras contraindicaciones en personas con problemas de circulación o alérgicas al ácido salicílico. Por último, y al tratarse de un ácido corrosivo es importante evitar el contacto con los ojos.
