Un esguince se produce cuando hay movimientos bruscos hacia dentro o hacia fuera del pie, estirando o rompiendo los ligamentos de la cara interna o externa del tobillo. El tobillo es la articulación donde se unen el pie y la pierna. Está formada por tres huesos: el peroné y la tibia, que pertenecen a la pierna, y el astrágalo, que forma parte del pie. Sobre la estructura ósea existe una cápsula fibrosa, un conjunto de ligamentos, músculos y tendones que contribuyen a la estabilidad de la articulación y hacen posible los movimientos de la misma.
Los ligamentos principales son: el ligamento lateral externo, está en la parte externa del tobillo, el ligamento lateral interno o deltoideo, se encuentra en la parte interna del tobillo y los ligamentos anterior y posterior.
Los movimientos en el tobillo son de flexión plantar, se lleva el pie hacia abajo, flexión dorsal, se lleva el dorso del pie hacia la pierna y los movimientos de inversión y eversión, donde llevamos el pie hacia dentro del cuerpo o hacia fuera, respectivamente.
Con los movimientos bruscos es cuando se produce la lesión y crea el esguince. Según la intensidad de dichos movimientos podemos diferenciar tres tipos de esguince según el grado:
Esguince de primer grado
Los ligamentos que unen los huesos del tobillo se distienden o estiran de manera forzada. El pie se hincha un poco y aparece una leve equimosis o moradura, se puede comenzar la actividad deportiva en dos o tres semanas.
Esguince de segundo grado
Los ligamentos se rompen parcialmente, con hinchazón inmediata y se puede observar un gran derrame en la zona. Se necesitará un periodo de reposo de tres a seis semanas antes de volver a la actividad normal.
Esguince de tercer grado
Son los más graves y suponen la rotura completa de uno o más ligamentos, alguna vez se precisa cirugía. Se necesitarán ocho semanas o más para que los ligamentos cicatricen.
