Seguro que en alguna ocasión has visto en directo o en algún vídeo alguien que puede pasar andando por encima de las brasas sin quemarse la planta de los pies. Y seguro que en ese momento te has preguntado cómo es posible que no se queme. Aunque algunos gurús del coaching utilizan está práctica para demostrar el poder de la mente sobre el cuerpo, el caminar por brasas y no quemarse tiene una explicación científica. Hoy en el blog del podólogo explicamos cuáles son algunas de las razones para que esto ocurra.
1. El grosor de la piel en la planta del pie es superior a la del resto del cuerpo. Puede llegar a medir hasta 5 centímetros. Esto hace que la piel amortigue el calor y que el contacto con las brasas no queme con un paso ligero.
2. Consecuencia de lo que hemos comentado anteriormente, será peligroso si alguna chispa o brasa incandescente contacta con la parte del empeine puesto que la piel en esa zona es mucho más fina. Es importante por tanto no ejercer demasiada presión de los pies con las brasas, no pisar fuerte.
3. La conductividad térmica de la piel es baja. El calor se transmite de forma lenta en la piel eso hace que si el contacto con las brasas es muy breve no dé tiempo a que el calor se transmita. A esto hemos de añadir que el carbón vegetal es muy mal conductor del calor.
4. El cuerpo humano es un 60% agua. El agua tiene una capacidad calorífica específica relativamente elevada o, lo que es lo mismo, necesita bastante calor para aumentar su temperatura.